Más allá del acto de “salir del armario,” de exhibirse en público y, con alegría, reclamar el espacio que siempre ha sido propio, está la imagen llena de sugerencias para la mente despierta que es capaz de ver lo oculto tras las apariencias, tras el tópico diario, el panfleto, la frase hecha y el eslogan. Más allá, está el alma vibrante de quien se mueve ejercitando su libertad innata, el ser que coquetea y se divierte jugando a ese juego tan humano que consiste en alterar las cosas para, al final, hacernos ver lo que todos sabemos desde siempre y nos empeñamos en olvidar: “lo esencial es invisible para el ojo.” Ariel Miranda Madrid, 5 de enero de 2003